Después de escuchar acerca de LinkedIn, llegué a mi casa, descargué mis cosas y decidí comenzar con mi perfil de LinkedIn. Como era mi segunda vez, me autentiqué, diligencié mis datos básicos y personales y al instante me cuestioné ¿Y ahora qué?
- ¿Qué intención tengo en LinkedIn?
- ¿Cuál es la contraseña?
- ¿Qué información debo registrar?
- ¿Cuántos contactos debo tener?
- ¿Cuál es la foto adecuada?
- ¿LinkedIn es sólo para Reclutamiento, Empresas o negocios?
- ¿Aplica para todos y sólo para buscar empleo?
- ¿Cómo descargo la base de datos en linkedin?
- ¿Funciona similar a los grupos de Facebook?
Muchas preguntas a la vez sin «ninguna respuesta». Mi sentido común me indicaba que debía “iniciar por lo básico”, es decir, mi propósito en la red, sin embargo, todo seguía siendo confuso para mí y sólo hasta después de varios meses encontré todas las respuestas.
Descubrí que LinkedIn ofrece herramientas para que las personas y empresas que no me conocen tengan acceso a mi forma de pensar, mi marca personal, rol profesional, habilidades para encontrar nuevas líneas de negocio, servicios y sueños. Y algo muy importante, no tiene barreras geográficas con un “clic” es posible llegar a cualquier parte del mundo. El punto clave es: Disciplina y muchas ganas de aprender.
Al día siguiente me llegó una notificación a la App. Al principio pensé que era un #robot para informarme sobre la #TRM del día, pero “NO”. Era de un perfil de Linkedin. Al parecer cuando había descargado la aplicación móvil meses atrás había activado las notificaciones de manera automática. Me sorprendí y resurgieron nuevas inquietudes… ¿Y ahora qué? ¿valió la pena el esfuerzo? Al parecer una de las conexiones que había gestionado el día anterior había dado resultado.
De inmediato, revisé su perfil y volví a preguntarme ¿Y ahora qué? Aún no es momento para contactarme con él debido a que mi perfil no está listo. Seguí explorando la red y empecé a cargar los espacios en blanco de mi experiencia laboral. Guardé los cambios y la aplicación había cambiado. Ahora me indicaba en su escala de valor que era “experto”. Nunca me he identificado con esa palabra pero seguí adelante. Todavía tenía dudas debido a que mi perfil debería ser un reflejo de lo que soy hoy y volví a cuestionarme ¿Y ahora qué? Debo alcanzar a promocionarme sola para alcanzar credibilidad y confianza con mi red.
Un FIY rápido… Los expertos pueden ser muy aburridos prefiero tener un perfil más curioso y ganador para contar con la confianza de mis clientes.
Al día siguiente ingresé al buscador de Google, tenía un par de palabras claves. Una de ellas era…¿Cómo cambiar el perfil de LinkedIn? El primer resultado me indicó 10 pasos para completar mi perfil profesional, el segundo era sobre cómo crear un perfil de LinkedIn y el tercero, si era necesario tenerlo. En fin, ninguna de las tres opciones me servía y volvió la pregunta ¿Y ahora qué? Revisé las publicaciones del día y encontré que un profesional de coaching quería ayudar a mejorar el perfil en la red. Decidí escribirle ese mismo día y cómo no se encontraba en el país nos contactamos por WhatsApp. Iniciamos con la conversación habitual nombre, rol profesional, habilidades, entre otras.
Después de manera desinteresada, revisó mi perfil en tiempo real e hizo los ajustes pertinentes. Al terminar le agradecí por su valioso tiempo. ¿Al finalizar me dijo… ¿Cuál es tú mayor debilidad? le dije sin rodeos el chocolate. Y los dos de manera espontánea sonreímos.
Al día siguiente continuaba con más energía para seguir fortaleciendo mi perfil sin embargo no encontraba la forma de dar el segundo paso para ampliar mi red de contactos. Tenía dudas porque no quería pasar cómo una lista negra de correos mandando invitaciones al azar, pero tenía algo claro y era crear conexiones de confianza de 2do y 3er grado en LinkedIn. Debía conectarme con profesionales que compartieran mis intereses y así crear una base de datos sólida y de confianza. Para ello necesitaba una foto de perfil ganadora, las selfies que tenía no aplicaban para esta red y menos para empezar a crear una reputación digital en los buscadores de Internet.
Un ejemplo claro, es cuando compras tu pinta favorita para una ocasión muy especial, eliges el lugar donde lo vas a comprar, seleccionas la prenda y tú color favorito, preguntas el precio y la forma de pago. Así funciona el mercadeo relacional. Opera de manera similar. Si todo está a tú favor lo compras y ya. Sin rodeos pero con Ciberseguridad.
Tú perfil debe ser una narración más que una lista de logros y virtudes. Es muy probable que tus conexiones se sientan identificadas con tus publicaciones más que con tus títulos. Escucha.
Para finalizar quisiera compartirles esta reflexión de Alejandro Gaviria. También son importantes los momentos felices. Todos tenemos un inventario personal de diminutas dichas. ”Lo bueno de la vida es complicarla”. Tal vez la esencia de todo no sea la felicidad, sino tener, al final de la vida una buena historia que contar.
Camarada. ¿Qué Esperas? Construye con nosotros los tres (3) atributos en LinkedIn.
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